Nunca serlo y jamás parecerlo
Ésta es, sin duda, la máxima que preside la vida y ruinas del
Ministro de Agricultura, Alimentación y… ¿Medio Ambiente? del ejecutivo
nacional,
Miguel Árias Cañete. Y esto es así porque el mórbido y, desde
luego, insanamente alimentado jurista madrileño no se intenta arrogar,
ni mucho menos, la discreción de la esposa del César. El es, a lo sumo,
cuñado de ganadero, y como buen emparentado con la dinastía Domecq,
parece que sólo considera masa árborea a proteger la que crece en
dehesas y fincas varias para feliz trote de cochinos y astados que
espera engullir y ver morir, no necesariamente en el mismo orden.
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LOS AMANTES DE LA TORTURA ANIMAL CON MATA ELEFANTES ¡¡¡ QUE GRUPITO CARAY!!! |
Para
empezar, es ciertamente extravagante que este orondo señor, cuyo
curriculum principal se desenvuelve en el proceloso océano jurídico,
haya encabezado en el último ejecutivo de José María Aznar y en el
actual las más altas cotas de responsabilidad en el mundo agrario, salvo
que sea curriculum suficiente, insistimos, estar casado con Micaela
Domecq y Solís-Beaumont, novena hija de Juan Pedro Domecq Díez y de
Matilde de Solís-Beaumont y Atienza. Cuando uno, en su golpeada
ignorancia, pone a trabajar un puñado de neuronas, se imagina a un
Ministro de Agricultura solidario y sensible con las necesidades del
campo, el equilibrio y defensa de las ayudas y subvenciones para evitar
que desaparezcan producciones internas que nos obliguen a desviar la
balanza de pagos vía importaciones, etc. Cosas así. Si al apellido
ministerial se le añade, en la actualidad como un subepígrafe terminal,
el título innobiliario de Medio Ambiente, dicho responsable debe
conjugar una sensibilidad para con un entorno protegido donde descansan,
a lo largo y ancho de la geografía estatal, un buen puñado de Parques
Nacionales y Reservas de la Biosfera. Pero, en lugar de todo eso, el
domingo por la tarde, con tres incendios en evidente descontrol y dos
fallecidos en uno de ellos, Árias Cañete consideró que su presencia
silenciosa debía ubicarse en una despoblada plaza de toros de Cádiz a la
vera de su majestad, el amante de los animales muertos con dolor para
gloria de su gozo regio. Según cuentan, y eso da buena cuenta de la
etapa histórica subvertida que estamos padeciendo, la masacre de astados
se programó con el fin de glorificar el bicentenario de la Constitución
de 1812. Si dicha Carta Magna se emparentaba mínimamente con una
sociedad que alza sus virtudes a golpe de banderilla y corte de orejas
taurinas, se viene comprendiendo como la población que intentó regular
la dejó de lado a las primeras de cambio por un antepasado del Borbón
tan soberbio como el presente pero con más ganas de marcha absolutista.
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PARA PAPEAR POR LA CARA SI TIENE TIEMPO. |
Lo
más trágico que puede hacer un alto responsable público es justificarse
en lugar de realizar eficazmente la labor para la que ha sido
encomendado. Y como toda justificación apresurada, se pisa en barro y
las manchas desaparecen pero dejándonos las manos un tanto áridas al
secarse la mentira. En primer lugar, Árias Cañete salió al paso de las
críticas argumentando que se encontraba por orden de Presidencia del
Gobierno acompañando al Rey, como es deber de los Ministros cuando el
monarca anda en saraos privados con apariencia de obligación pública.
Que fuera él el elegido parece que no tiene nada que ver con ser un
amante confeso de la aberración que supone la tauromaquia; mucho menos
que esté casado con una jerezana, además de haber trabajado en la
delegación de hacienda y haber sido profesor de Derecho en la facultad
de dicha localidad andaluza, lo que le ha llevado a pasar la mayor parte
de su tiempo en la provincia gaditana. Como la opinión pública parece
que le tiene tiña gratuita al ministro más invisible de la era Rajoy, al
día siguiente ha salido a la palestra argumentando su ausencia durante
una jornada dominical que ha calcinado el futuro de cientos de miles de
ciudadanos en la supuesta delegación de competencias en Parques
Nacionales por parte de las respectivas Comunidades Autónomas. Insólito
que el propio ministro desconozca que el Parque de Cabañeros
(Castilla-La Mancha) no ha disfrutado de dicha transferencia
competencial, hecho éste que no exime de su ausencia pública general
durante lo acontecido y por acontecer
(dos fallecidos en Alicante, un
11% de la Isla de La Gomera hecha cenizas), ya que aquel que ejerce la
titularidad principal de un área de gestión gubernamental debe serlo y,
además, parecerlo. Miguel Árias Cañete, ni lo uno ni lo otro. Únicamente
parece lo que es: un bien emparentado, amigo del buen yantar y del mal
ver torturar a hervíboros indefensos y asustados. A la vera del cazador
principal, eso sí, que en su círculo nobiliario viste mucho.
MENUDA BANDA DE CARADURAS, POR NO LLAMARLES DIRECTAMENTE POR SU NOMBRE H de P...
Mi mas sentido pesame por los compas fallecidos, toda la fauna perdida y por supuesto la flora que tardara siglos en volver a ser lo que fue, cosa que sera muy dificil que pueda ser posible en estos malditos tiempos.
P.D- como siempre compas
ATENTOS Y PREPARADOS PARA EL 25- S.
SE VAN A ENTERAR ESTOS CABRONES , DE LA FUERZA DEL PUEBLO.
SALUD Y
PIROLISIS EN LOS HUEVOS DEL PATRON.